Trabajemos juntos

¿Necesitas a alguien que te corrija tu tesis doctoral o que te edite tu libro electrónico? ¿Quieres artículos originales y de calidad para tu blog, perfectamente redactados y que enganchen a tus lectores? ¿Necesitas desesperadamente un escritor fantasma? ¿O te gustaría traducir al inglés tu página web?

Me llamo Mónica Manzanares, y soy la persona que buscas. Si quieres saber cómo puedo ayudarte, no esperes más y envíame un correo electrónico.

miércoles, 26 de agosto de 2015

Sobre contratos leoninos.


El otro día estaba leyendo mi revista favorita (Enigmas, número 236), y me agradó encontrar una información del famoso escritor Juanjo Benítez, describiendo cuál había sido su primer contrato firmado con una editorial: debía entregar seis libros en un año. A cambio recibiría 300.000 pesetas por libro, renunciando a sus derechos de autor. Esto fue en 1979, cuando él era tan solo un periodista y no creo que fuera muy conocido. Lo mejor era su definición de “leonino”, breve y concisa:

Leonino: se aplica al contrato que solo es ventajoso para una de las partes.

Me quedé flipada. Y luego dicen que los escritores se pueden hacer ricos...

Bien, pues a día de hoy, 26 de agosto de 2015, la situación para los escritores es cien mil veces peor. De hecho, muchos de nosotros sospechamos que la profesión de escritor va a desaparecer. Creo que es difícil hacer una comparativa, pero si ahora mismo a mí me pagaran 1800 euros por escribir un libro, por supuesto perfectamente corregido y sin una sola falta de ortografía, que por algo soy escritora profesional, de la extensión habitual de los libros de Benítez que mencionaba en su editorial, que no es mucha, lo celebraría por todo lo alto. En su lugar, me toca llorar por las esquinas.

Ya nadie paga eso a un escritor, a no ser que seas George R.R. Martin (y a lo mejor me equivoco). Ahora eso es lo que te piden a ti, escritor que te has dejado la piel en crear de cero una historia y revisarla unas doscientas veces, mientras te ganabas la vida trabajando de otra cosa, por publicar tu libro. Eso sí, tratando de convencerte de que pagando esa módica cantidad por cien unidades, verás cumplido tu sueño.

Ahora mismo, si te vas a elance.com, encontrarás miles de ofertas para escribir libros desde la sombra, para otros, ¿y crees que te van a pagar 1800 euros? Conténtate con 200, y además reza para que te paguen al entregar la obra, como quedó establecido al principio del acuerdo, todo de boquilla y con una aparente protección que luego se queda en nada. Por supuesto, renunciando a tus derechos de autor.


Lo peor es que la mayoría de los escritores llaman éxito a estar en el Top 10 de Amazon, vendiendo un puñado de libros a esos que hacen llamarse tus amigos, por 1’49 euros. La verdad es que me es difícil encontrar algo que más daño nos haga a los autores. La prostitución de la literatura. Y, esto ya es algo personal, pero aún me revienta más la proliferación de empresas que ofrecen sus servicios a personas que se llaman a sí mismos escritores y no hacen más que llenar los grupos de Facebook con fragmentos pésimamente redactados y con faltas de ortografía. No me duele que un escritor novato necesite a alguien para corregirle su obra. Yo también me ofrezco a hacerlo, y sé que la revisión y corrección por terceras personas es necesaria. Eso es lo que antes hacían las editoriales, además de pagarte adecuadamente por lo que ya habías hecho, que la creatividad no sale de la nada. Lo que me duele es la falta de dignidad de los propios escritores, y la falta de respeto por el trabajo de los autores que detecto en los lectores. Un escritor de verdad no necesita esos servicios. Y dudo mucho que los escritores de verdad estén en esos grupos de Facebook. Lo malo es que tampoco están trabajando con buenos contratos para editoriales. Y si nos quedara algo de dignidad a los autores no trataríamos de vender obras de dudosa calidad por menos de 1 euro. Se nos caería la cara de vergüenza si subiésemos un libro electrónico mal formateado, mal redactado y lleno de incorrecciones. No nos pondríamos a escribir artículos por 2 euros, ni nos llamaríamos profesionales solo porque nos gusta de vez en cuando “hacer nuestros pinitos” escribiendo una poesía o un cuentecillo para nuestros hijos.

En el diccionario de la RAE, las dos primeras definiciones de escritor son:
1. m. y f. Persona que escribe.
2. m. y f. Autor de obras escritas o impresas.
Como, siempre, la definiciones de la RAE se me quedan cortas. Pero en este caso deja muy claro algo que se le olvida a la mayoría de las personas que dicen ser escritores: ser escritor no es lo mismo que ser un autor. Escribir una historia no es lo mismo que escribir bien una historia. ¿Qué clase de artista es aquel que no conoce bien sus herramientas? Si aún necesitas a alguien que te diga cómo debes usar los pinceles, es que aún eres un aspirante a pintor. No te engañes a ti mismo. Y si de verdad crees que tu obra no vale más de 1 euro, posiblemente no eres aún un autor.

¿Recuperaremos algún día la dignidad los escritores?


Ojalá. De momento, a mí me gustaría que todos los autores nos negáramos a aceptar ofertas de trabajo denigrantes. Yo no soy Juanjo Benítez, pero cuando me ofrecieron por primera vez publicar la fantástica historia que había escrito (curiosamente no tardaron en leerse el manuscrito más de cuatro días) me dijeron que solo tenía que encontrar cien amigos y un local donde hacer la presentación del libro. Ellos se encargaban de la edición de tantos ejemplares, y tras preguntarles ni siquiera me quedó claro qué porcentaje de las ventas se iban a quedar ellos. En otra editorial que aparentemente parecía más seria me dijeron que estaban encantados con mis dos manuscritos, y que si quería publicar con ellos abonara la friolera de 2950 euros por 225 ejemplares. Por cierto, yo no buscaba coedición ni autopublicarme en aquel entonces. Buscaba una editorial que se interesara por mi trabajo de verdad y me ayudara a distribuir mis obras. Qué inocente era en aquellos tiempos...

Por favor, no firmad contratos leoninos. No publiquéis libros electrónicos a 1’49 euros. Me gustaría ganarme la vida como autora o al menos como redactora profesional. Y el panorama está ya muy negro para los escritores.

lunes, 10 de agosto de 2015

De cómo Internet se está convirtiendo en un estercolero.

La calidad ya no es lo que importa en la Red... si es que importó alguna vez. Cuando la publicidad y el dinero está detrás de todo, debemos extremar las precauciones, no solo para no creernos todo lo que leemos, sino para ser conscientes de en qué medio nos movemos y qué podemos hacer para no caer engullidos por la jungla.

En los últimos días he recibido comentarios de varias personas allegadas quejándose de la poca fiabilidad de lo que leen en Internet. Mi pareja, que siempre ha sido un ávido consumidor de periódicos y cuando se conecta es básicamente para leer noticias, me decía, refiriéndose a un medio de los más serios: “¿Ves? Según bajas por la página te encuentras más y más noticias de prensa rosa... y al final ya solo son vídeos de mujeres con poca ropa. De hecho fue aquí donde me enteré de lo del culo de Kim Kardashian”. Yo ni siquiera sabía quién era Kim Kardashian. Por alguna razón estaba pensando en King África.

Por otra parte, una amiga, estudiante de medicina, se reía al leer un artículo titulado "12 celebridades con enfermedades graves", donde se afirmaba que el actor Tom Hanks padecía una enfermedad “mortal” llamada diabetes, e insinuaban que la cosa se estaba poniendo chunga porque había progresado de una diabetes tipo 1 a una diabetes tipo 2. Por si alguien no lo sabe, la diabetes no suele ser mortal a no ser que haya complicaciones, y es imposible que haya una progresión de tipo 1 a tipo 2, porque tienen un origen distinto. Mi amiga prefirió abstenerse de decir nada sobre la supuesta toxoplasmosis que afectó a Shakira durante su embarazo... ya que el parásito causante de esta enfermedad solo puede producir alteraciones en el feto, no en adultos inmunocompetentes.

Yo misma, días atrás, me daba cuenta de la proliferación de artículos que comienzan con “Las 10 razones por las que deberías perder peso”,  “12 técnicas para mejorar el sexo con tu pareja” o “6 ideas para decorar tu baño”. Luego haces click en el enlace, pierdes como tres minutos en leer el artículo, y comprendes que esos consejos, además de no valer nada y haberte hecho perder un tiempo muy valioso, están redactados con unas cuantas faltas de ortografía de las que hacen daño a la vista. Eso sí, adornando la página hay como una docena de anuncios. Sospecho que por muy rápido que cierres la página, alguno de esos anuncios se te queda grabado en el cerebro. Fijo. Y luego de manera inconsciente acabaremos comprando eso que anunciaban en un supermercado, como si fuera una idea propia.

Ayer mismo me vi un reportaje sobre virales en un conocido programa de televisión. Eso, unido a lo que sé ahora de SEO, me lo explicó todo. Google tiene gran parte de culpa. La publicidad también, porque los clicks dan dinero, y por eso lo que les interesa a los que crean esas páginas de interés es que la gente haga muchas veces click, cuantas más mejor. Por desgracia, eso no se consigue anunciando artículos interesantes sobre temáticas en teoría atractivas como la historia del Antiguo Egipto, sino creando títulos que creen expectativa, que prometan morbo, diversión, porno gratis o puro entretenimiento. Y, aunque esto ya es bastante triste, el verdadero drama se produce, por lo que a mí me toca, cuando nos afecta a los redactores profesionales...


Así es como me imagino Internet ahora mismo.

Porque, reflexionando, me dije: “Esto es el resultado de pagar 2 euros por artículo a alguien que no tiene ni idea de escribir. ¿Quién se va a molestar en documentarse, contrastar fuentes o usar un diccionario, por 2 míseros euros?” A los que pagan 2 euros por artículo no les importa la calidad, lo único que les importa es que atraiga a la gente para generar más movimiento y en definitiva, más pasta. Por cierto, he dicho 2 euros por artículo... puede que ni eso. Hace unos días me llegaba a mi correo un mensaje muy halagador de una empresa que me invitaba a formar parte de su equipo. Me ofrecían dedicarme a escribir artículos para ellos, y me pagarían “por click”. Cuanto más tráfico generase, más dinero ganaría. Una vez más, yo trabajo gratis, y ya veremos si cobro o no. Y yendo más lejos... ¿qué es lo que haría para generar tráfico? ¿Escribir sobre toxoplasmosis en plan serio, ya que soy veterinaria? Evidentemente no. Funcionaría mejor añadir elementos escatológicos, sensacionalistas, morbosos, o ya, si no tienes escrúpulos, todo a la vez, como un vídeo de un bicho saliendo de la nariz de Shakira agonizando después de haber sido atracada en plena calle. Así me aseguraría de que la gente hace click sobre mi “gran noticia”. Me pregunto cuánta gente aceptará una “propuesta laboral” como esta. Supongo que mucha, porque la necesidad aprieta en estos tiempos que corren. Y lo peor es que sospecho que esto no es para nada algo excepcional.

La consecuencia es que ese sueño tan bonito de contar con una biblioteca virtual de acceso gratuito para todos, desde cualquier lugar del universo, se está convirtiendo en una pesadilla. Da igual si eres una persona seria, como mi pareja, que trata de seleccionar lo que lee y solo visita páginas con cierta reputación, como la de un periódico de tirada nacional. La basura abunda por doquier. Te la quieren meter por los ojos. Y si nosotros, los adultos, ya somos vulnerables a creernos muchas cosas que no son verdad, y ya nos es complicado discernir entre realidad y ficción, no quiero ni pensar qué será de las mentes de nuestros hijos si dejamos que internet siga siendo una jungla, sin ningún tipo de regulación o control.

¿Qué hay de vosotros? ¿También habéis notado que cada vez es más difícil navegar por internet y continuar cuerdo?

lunes, 20 de julio de 2015

El manifiesto del redactor freelance.

Es una de las primeras tareas que hice cuando creé mi página profesional. Encontré la versión inglesa en una página llamada Freelance Flyer y me pareció muy inspirador. Así que, como no había visto nada parecido en español, creé mi propia versión (si eres un escritor independiente o un redactor freelance tienes mi permiso expreso para usarlo). Puede parecer un poco arriesgado plantarlo por duplicado en la página donde ofrezco mis servicios de redactora, pero creo firmemente que me está ahorrando algún que otro dolor de cabeza.

www.freelanceflyer.com

Antes de lanzarme a ser redactora estuve echando un vistazo al percal, tanto en español como en inglés. Como suele ocurrir en muchos otros ámbitos de la vida, siempre tengo la sensación de que en los países anglosajones nos llevan mucha ventaja. Y como lo normal es que nosotros nos queramos parecer a ellos —y además vivimos en un mundo cada vez más globalizado— pensé que estaría bien adelantarme un poquitín y dejar claro lo que NO quiero que sea mi profesión. Sí, sé que la cosa está complicada en los tiempos que corren y todos tenemos que adaptarnos, pero tampoco está bien que perdamos la dignidad. 

Mis dos primeras experiencias en el mundo de los redactores no fueron muy agradables. En una de ellas me mintieron directamente, diciendo que me pagarían la prueba de redacción, algo que jamás hicieron, por supuesto. En otra de ellas mi empleadora trató de huir de mí con divertidas excusas en cuanto le dije que si quería que siguiera trabajando para ella debía pagarme al menos el 25% del importe final, tal y como habíamos acordado en el presupuesto. Eso fue después de escribirle varios párrafos supuestamente también “de prueba” para una historia de ficción online (para lo cual tuve que perder mi tiempo visualizando un par de vídeos en inglés), tras los cuales quedó bastante contenta, a juzgar por sus palabras y su “contratación” subsiguiente. El asunto acabó mal pero por fortuna los de la mediación de la plataforma Elance me dieron a mí la razón y me pagaron lo que ella no quiso pagarme. Experiencias como estas te desaniman e incluso llegas a desear dedicarte a otra cosa.


Como ocurre en todos los lugares, también existen buenos clientes que agradecen tu trabajo, lo que te da buenos ánimos para seguir adelante. Pero no nos engañemos: en plataformas como la que acabo de mencionar, y juzgando por el poco tiempo que he pasado en ellas, lo normal es que el cliente busque a alguien dispuesto a cobrar dos duros por trabajar unas cuantas horas. La calidad no es tan importante. Por eso, aunque así de buenas a primeras puede parecer que estoy perdiendo clientes y oportunidades de darme a conocer, preferí poner bien claro en mi página en qué línea voy y qué puedo ofrecer. Cuando empiezas a tener un gran volumen de trabajo es fundamental seleccionar con quién vas a establecer una relación laboral, porque el tiempo se hace más valioso. Por mi parte, creo en mí y sé de qué soy capaz, así que busco clientes con los que pueda colaborar a largo plazo y que sepan apreciar un trabajo de calidad. Creo que muestras no faltan.

¿Eres tú uno de esos clientes? Pues hablemos.

Si eres un redactor freelance que se siente identificado con esta entrada, déjame un comentario.

lunes, 30 de marzo de 2015

¿Qué necesitas para ser un escritor profesional?

¿Profesional? ¿Es esa la palabra adecuada? La verdad es que aún no lo sé, pero sí sé que huyo un poco de la palabra freelance porque como una compañera redactora comentaba en un blog que ya no recuerdo, corres el riesgo de que la gente piense que free significa que trabajas gratis. Quizá ser un escritor profesional significa trabajar con una editorial y vender libros, pero según mi experiencia eso no te da mucho dinero. Si no te da dinero, es que no es una profesión de verdad. No te engañes: un escritor no es solo alguien a quien le gusta escribir. Es alguien a quien le gusta escribir y además quiere ganarse la vida con ello. Otra cosa es que lo consiga. Y lo que sí puedo asegurar es que las plataformas de autopublicación no son la solución con la que todo escritor no profesional sueña.  

En cuanto vi que la publicación de mis libros, sin padrino, sin enchufes, sin promoción y sin concurso literario, pero con mucha calidad y ni una sola falta ortográfica, no te da ni para un billete de metro, comprendí que tenía que buscarme la vida de otra manera. Y empecé a pensar: ¿estaba haciendo algo mal?

¿Qué tal escribo? Bastante bien. Diría incluso que rozo la perfección. Hasta mis profesores lo notaban cuando estaba en E.G.B. A los ocho o nueve años ya había escrito algún cuento y los encuadernaba yo misma. A los doce años me dedicaba a traducir los libritos de inglés que nos mandaban en la escuela (solo que yo se lo robaba a mi hermano mayor), y también los encuadernaba. Un poco más adelante me puse a aporrear la máquina de escribir de mi padre, que se parecía bastante a la de mi página de redactora. Y leí tanto que he acabado con unas cuantas dioptrías de miope. Acabaré ciega pero después de tanto practicar escribo bastante bien...

¿Tengo buenas ideas? Bueno, no es que sea un creativo de la Disney, más que nada porque dibujar no se me da tan bien como escribir, pero la verdad es que si me pongo y me llega la inspiración, tengo mis momentos de excelencia. A veces es tanta la excelencia que me siento tan incomprendida como un artista abstracto. Pero qué le voy a hacer. Lo llevo en la sangre.

Sin embargo, para dar el salto y dedicarte profesionalmente a escribir, he comprobado que necesitas algo más que escribir bien (algo que considero imprescindible) y tener buenas ideas. También necesitas tener una ligera idea de cómo llevar un negocio y saber lo que quieres. Pero hoy no me voy a detener a explicar esta parte de “ser un emprendedor” que tan de moda está tan últimamente —sobre todo porque el hambre aprieta y hay que comer de algo—, sino que me voy a referir solo al primer paso. O sea, a esa locura transitoria que te entra cuando te viene la idea de poner tu negocio, montarte tu página web, empezar a buscar alternativas a tu rutinaria vida profesional y ponerte a hacer lo que realmente quieres hacer, que en mi caso, y tal vez el tuyo también, es: escribir (y que te paguen... que te paguen bien).

Lo que más necesitas es: AUTOCONFIANZA.   


Créeme, cuando estás ahí en medio del tinglado, sumergido en la ilusión y creyendo que te vas a comer el mundo porque eres el mejor, te empieza a invadir cierta sensación de intranquilidad. Unas nubes negras comienzan a materializarse sobre tu cabeza, y si no eres consciente de lo que está pasando, puedes llegar al autosabotaje. A la vuelta atrás. A: “He cambiado de idea”. O: “No, mejor me vuelvo a lo seguro, a mi trabajo de oficinista... al menos ahí escribo correos electrónicos a los compis del otro departamento”.

Error. Tu mundo se ha convertido en esto:

Elaborado con la ayuda de tagul.com

Y puede que ya nunca vuelvas a salir de ahí. Perdiste la oportunidad de hacer lo que realmente quieres hacer, de ser tu propio jefe, de decidir tú tus horarios... Pero sobre todo: ya no puedes hacer el uso que te gustaría de tu originalidad, ni de tu fantasía. No puedes dar lo mejor de ti ni plantar tu firma en un proyecto que por experiencia sabes que va a salir bien. No puedes aceptar nuevos retos, ni soñar con que pronto ganarás más dinero escribiendo para otros que soportando una larga jornada laboral repleta de reuniones con tus jefes o clientes mientras en tu cabeza estás pensando en cómo acabar ese diálogo de tu última novela. No, no solo soñar: te confieso que tardé como una semana en ganar más de lo que gané en un año con mis dos novelas, invirtiendo más o menos el mismo esfuerzo en hacerme publicidad (o sea, casi nada).

Debes creer en ti mismo. Porque lo vales, como la del anuncio de L’oréal. Porque sabes las noches que te has quedado sin dormir para acabar la revisión de ese trabajo, para no dejar ni una sola errata en más de quinientas páginas. Porque sabes que escribes en inglés a diario y lo haces mucho mejor que algunos nativos. Porque sabes que escribir lo hace cualquiera, pero escribir bien no. Porque si pudieras le darías una colleja al que pone los subtítulos en el telediario para que no salieran erratas, o escribirías una carta al director solo para quejarte de lo mal que están redactados algunos artículos. Incluso te ofrecerías a un blog de cada dos porque sientes que si no haces algo el diccionario no va a sobrevivir de tanta patada. Aunque no lo haces porque tus consejos le saldrían gratis... ¡y estamos intentando ser PROFESIONALES!

No, eso último ni se te ocurra. Ya te ofrecerás, una vez que decidas lo que vas a cobrar, que eso tampoco es fácil. De momento, concéntrate y trata de transformar cada palabra negativa en una positiva, de modo que el panorama sea distinto, algo así:

Elaborado con la ayuda de tagul.com.

¿Que no puedes hacerlo? Sí, sí que puedes. Nadie nace sabiendo, y los principios siempre son duros, dan miedo. Parece que un precipicio se va a abrir a tus pies y vas a desaparecer para siempre en él. Pero eso no es así. Es solo tu propio miedo. No le dejes que te venza. Tú eres más fuerte. Y aunque por lo general vas a tener que luchar algo (vale, algo no... más bien mucho), también hay personas que te saldrán en el camino y te darán un empujoncito para animarte. Yo ya me encontrado con algunas de ellas. Y si lo necesitas, también yo seré una de esas personas.

Si quieres ser un escritor profesional y has llegado hasta aquí, dime: ¿qué te detiene? ¿Por qué dudas? Si necesitas mi ayuda y puedo dártela, cuenta conmigo. Creo que debemos apoyarnos mutuamente en este mundo tan peligroso como el de los redactores freelance.

miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Buscas redactor?

No tengas miedo a las páginas en blanco. Tienen sus días contados. Si las palabras no fluyen a través de tu pluma o teclado, fluirán a través de los míos, como un torrente de tinta en las montañas.

¿Necesitas a alguien que te corrija tu tesis doctoral o que te edite tu libro electrónico? ¿Quieres artículos originales y de calidad para tu blog, perfectamente redactados y que enganchen a tus lectores? ¿Necesitas desesperadamente un escritor fantasma? ¿O buscas una traducción al inglés para tu página web?

Sea cual sea tu necesidad, podré ayudarte. Ofrezco mis servicios como redactora y correctora de textos. ¿Por qué? Pues porque sé escribir, y lo hago estupendamente. Llevo toda mi vida leyendo y escribiendo. Mi formación académica me llevó por unos derroteros, mi pasión por la escritura por otros, y mi insaciable curiosidad hizo el resto. Ahora puedo escribir casi de cualquier tema, tú lo eliges.

Soy veterinaria y estoy especializada en enfermedades infecciosas víricas, por lo que domino el lenguaje científico y médico a la perfección. Tengo experiencia redactando trabajos en inglés para su publicación en revistas especializadas. Además soy escritora de ficción, he publicado dos novelas y actualizo de manera regular mi blog literario con relatos cortos y otros artículos más personales. Puedo ser extremadamente seria o dar rienda suelta a mi creatividad para que mi peculiar sentido del humor se vea reflejado en mis letras.

Visita mi perfil, consulta mis servicios, y si quieres asegurarte el mejor de los resultados, escríbeme a info@maestraredactora.com para pedirme presupuesto sin compromiso. No te arrepentirás.    



Are you looking for a writer?

Don’t be afraid of blank sheets of paper. Their days are numbered. If words don’t flow through your pen or keyboard, they will flow through mine, like a flood of ink in the mountains.

Do you need someone to proofread your doctoral thesis or an editor for your e-book? Do you want perfectly written, original and quality blog articles to engage your readers? Are you in desperate need of a ghost writer? Or are you searching for a Spanish translator for your website?

Whatever you need, I will be able to help you. I offer my services as a writer and editor. Why? Well, I know how to write, and I do it with excellence. I have been reading and writing all my life. My academic training took me in one direction, my passion for writing in a different one, and my insatiable curiosity did the rest. Now I can write about nearly any topic, the one you choose.

I am a veterinarian and I am specialized on viral infectious diseases, so I have a wide knowledge of scientific and medical language. I have experience writing English reports to be published in scientific journals. I am also a fiction writer, I have published two novels and I update my literary blog with short stories and other personal articles on a regular basis. I can be extremely serious or unleash my creativity so that my peculiar sense of humor shows in my writings.

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